La demostración en TED de las gafas inteligentes de Google con Android XR nos ofrece un vistazo a lo que parece ser el siguiente gran salto en tecnología portable. La integración de Gemini como asistente visual con "memoria" y capacidades aumentadas impresiona por su fluidez en tiempo real.
Lo que destaca es cómo estas gafas podrían resolver problemas cotidianos: recordar dónde dejamos objetos, traducir en tiempo real o visualizar indicaciones sin consultar un teléfono. No estamos ante simples mejoras incrementales, sino ante un cambio en cómo interactuamos con la información y nuestro entorno.
Sin embargo, este futuro sigue siendo precisamente eso: futuro. A pesar de que la demostración sugiere un producto casi listo para comercialización, los reportes indican que no veremos estas gafas hasta 2026. En tecnología, dos años es una eternidad, especialmente con Meta y otros competidores avanzando en este espacio.
La pregunta crucial es si Google puede mantener el entusiasmo por un producto que parece estar listo pero sigue aplazándose. En un mercado saturado de promesas de IA, el riesgo de fatiga tecnológica es real. Las empresas que dominarán este espacio serán las que no solo prometan experiencias transformadoras, sino las que las entreguen cuando el mercado está receptivo.
La brecha entre demostración y disponibilidad plantea un dilema mayor para toda la industria: ¿estamos creando expectativas imposibles de cumplir en los plazos que el público espera? La próxima generación de dispositivos XR no solo competirá con la competencia, sino con las expectativas infladas que ellos mismos están generando.